Muy triste esto de la división de la familia cubana por obligaciones de emigrar unos y quedarse otros
Por Roberto A. Paneque Fonseca
Es un grave problema esto de la división de las familias cubanas a lo largo de más de seis décadas.
Y encima debemos agregar los problemas de la reunificación, ante la negativa de los países a los que emigraron todos esos cubanos, de dar visados a sus familiares.
En estos últimos cinco años, a partir de la pandemia de Covid-19, se ha agravado el asunto porque ya los que se quedan en Cuba son personas mayores.
Permanecen en Cuba privadas del privilegio que habían tenido durante muchos años de disfrutar de sus hijos y de sus nietos, que ahora están a cientos o a miles de kilómetros de sus casas de Cuba.
De verdad que no sé qué decir ni qué pensar sobre esta situación.
Veo cómo todos estos países de la Unión Europea y del llamado «bloque occidental» tienen prácticamente fronteras abiertas para nacionales de muchos países por el hecho de ser «ciudadanos libres» de estados «democráticos».
Permiten la entrada de sus ciudadanos, aunque dentro de sus fronteras se asesinen a miles de personas cada año, o se trafiquen miles de millones de dólares en drogas estupefacientes y en armas.
Nada de eso les importa, sino que se realicen elecciones al estilo de la democracia representativa, y ellos consideran que Cuba no las hace, porque en Cuba no pueden elegir a los candidatos de su conveniencia o imponerlos directamente.
Por tanto, las familias tienen que mantenerse divididas «porque los que están dentro de Cuba apoyan a la dictadura y por tanto Occidente no tiene que ser condescendiente con ellos».
Estos son los códigos de ética que se aplican por parte de todos estos países avanzados de Occidente, y por supuesto que el secreto del tema es que obedecen a las presiones directas de los embajadores de los Estados Unidos América en sus respectivos territorios.
Hace muchos años pregunté a un diplomático de los Estados Unidos con quien tenía yo una relación bastante sincera, que si realmente Estados Unidos presionaba a Cuba e impedía el movimiento libre de los ciudadanos cubanos a ver a sus familiares por razones de que Cuba en un estado terrorista o por haberle plantado cara al imperio.
Para mi asombro, ese diplomático me confesó que la política en sí era que la gente se mantuviera dentro de Cuba, retorciéndose el hígado.
Me explicó que al mismo tiempo, ellos estarían provocando desórdenes internos y bloqueando las operaciones comerciales y financieras cubanas en el exterior, con el propósito generar mucho caos y desafección.
De esta forma, sería el gobierno cubano el que pagaría los platos rotos, lo cual crearía más disgustos y al final por algún motivo se provocaría que estallara la olla de presión.
Es decir, que no le dan visados a los cubanos para que se mantengan dentro de Cuba sufriendo y al final estallando contra el régimen o la dictadura, definiciones que me explicó son las únicas que le interesa propagar cada vez que se hable de Cuba en los medios.
Increíble, pero esa es realmente la esencia de esa política que impide que los cubanos salgan a unirse con sus familiares a Estados Unidos, a la Unión Europea y a prácticamente todo el mundo.
Es decir, que ellos están conscientes de que esas personas no van a hacer daño a esos estados, ni van a ir a realizar actividades de espionaje, ni van a ir a poner bombas, ni a organizar atentados terroristas.
Sencillamente no les dejan entrar a sus estados para que sigan dentro de Cuba machacándose y esperar así a que algún día estallen de rabia y se lancen a las calles, al estilo Rumanía o Irak o Siria o Irán o Venezuela.
Descubre más desde Cuba Travel Today
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.